Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

domingo, 12 de enero de 2014

Anatomías secretas, de VV.AA. (Reseña nº 593)

María Concepción Regueiro, José Guadalajara, José María Tamparillas, Javier Quevedo Puchal, Manuel Lacarta, José Elgarresta, Elena Muñoz, Alejandro Romera, Emilio Martínez, Nuria Botey, Ángel Sucasas, Juan Ángel Laguna Edroso, Miguel Puente, Eloy Alonso, Fernando Cámara, Francisco Javier Illán Vivas.
Anatomías secretas
Nostrum, 2013

Un libro colectivo siempre tiene muchas sorpresas, no puede esperarse que todos los contenidos estén a la misma altura, o nivel literario, pero sí que nos mostrarán el objetivo (en este caso la bestia que hay en cada uno) desde muy diferentes facetas.

Francisca, por ejemplo, nos hablará de la luna, de esa luna blanca, redonda, hinchada como un cuerpo ahogado, esa luna que puede hacer perder la cabeza, literalmente.

Lo que dicen los ojos será la espera de una confesión, porque solo Fray Anselmo conoce el secreto que ha llevado a la pérdida de un hijo.

En El oborot nos adentraremos en el valle conocido como La tumba del lobo, donde algo nunca murió, nunca lo mataron y sabremos, para terror nuestro, que ha vuelto para buscar sangre fresca.

El vestido de mi madre es la confirmación de un espanto, hay que tener cuidado con las promesas que se nos hacen, no sea que alguna vez nos juren y perjuren que algún día heredaremos los preciosos rizos de nuestra madre.

Muló es un relato alrededor del respeto, o, mejor, del miedo a las costumbres de un pueblo y el protagonista sabe lo que es el miedo, su condena, su naturaleza y su esencia.

Custodi me a bestiam insiste en que debemos respetar las leyendas, los mitos de los pueblos, sobre todo en un pequeño pueblo de menos de diez habitantes, y en ese ambiente, es muy dificil defenderse de la bestia.

En El ansia volveremos a sumergirnos en el horror, brotado de lo más insignificante, convertido en un campo de batalla entre esa insignificancia invasora y nuestro cuerpo, y el miedo brotará junto al ansia, cuando llega, no deja lugar para nada.

Miles, miles me recordó, de inicio, ese pánico que teníamos al rugido de la marabunta, pero ahora las artes arcanas nos van a hacer temer a las termitas. Sí, comen madera, pero las temeréis.

En el mundo de los recortes, de los desahucios, de la marginación, La mirada del Dodo nos repetería hasta el cansancio que debemos olvidarnos de los pájaros sin alas.. no sé si podremos hacerlo de las gaviotas.

Sobrevolar el océano verde de la selva entraña muchos peligros y, sobre todos, volver a adentrarnos en los mitos, en las leyendas, como la de El tigre soplado, no queramos encontrarnos con él.

Axol es un relato de la cotidianeidad, donde regresamos a los problemas de la sociedad de los recortes, donde el peligro, el terror, puede brotar de lo más habitual, aunque no lo sea tanto acoger a un bicho desconocido como mascota.

En El otro hombrelobo el miedo, pánico más bien, nos lo provocarán unas cartas que nunca debieron escribirse... o leerse, tal vez eso, nunca debieron leerse.

Rizando el rizo, el relato El lobo hombre nos mostrará el otro lado del espejo, el castigo que han sufrido ellos por culpa de su ancestro que deboró las ovejas celestiales.

Texturas es un viaje por París, ciudad de miedos como ninguna otra, pero también donde la bellaza está presente en cualquier esquina, incluso aunque tengamos que ascender a pie los mil seiscientos sesenta y cinco peldanos de la Torre.

A modo de diarios mezclados de cada uno de los personajes, Piel de foca nos llevará a conocer la belleza de los selkies, siempre hermosos y seductores y de los que, fatalmente, nos podemos enamorar perdidamente...

Hay un relato más, Licaón en Moncloa, pero de él no es prudente que os hable yo, debería hacerlo otro, solo os aconsejaré que miréis fijamente a los ojos de vuestra mascota.

Como os decía al principio, muchas facetas para conocer el animal que somos y que el coordinador de este libro colectivo, Fernando López Guisado, nos lo cuenta en un prólogo que parece un cuento, o en un cuento que parece un prólogo.

Tened cuidado con él, con Pablo Méndez, con Manukanaka... puede que vuelvan.

Francisco Javier Illán Vivas

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