Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

domingo, 17 de noviembre de 2013

La arena pesada, de Anatoli Ribakov (Reseña nº 575)

Anatoli Ribakov
La arena pesada
Grijalbo, 1982

Nuestra ciudad no se parecía a las poblaciones con rasgos sedentarios. El norte del distrito de Chernigov, junto a la región de Moguilev, no es ya Ucrania sino Bielorrusia. Estamos cerca de Orlov y de Briansk, se trata ya de Rusia, y disponemos además de una gran estación de ferrocarril.

Podríamos decir que así comienza esta gran historia de una familia judía a lo largo de más de treinta años (desde 1909 a 1942) que se desarrolla a la vez que los grandes acontecimientos de la época: la primera gerra mundial, la revolución rusa, la guerra civil, la segunda guerra mundial... pero que, sin embargo, el autor- en aquellos momentos supongo que estaría bien visto por el régimen soviético- no cita uno de los terribles acontecimientos que vivieron los ucranianos, el Holodomor, que ocurrió entre 1932-1933, y que afectó a 7 millones de personas.

Conoceremos, gracias a la novela, que era costumbre poner de apellido el nombre de la ciudad, de la villa o de la aldea donde se nacía, y que, por tanto, si nacías en la aldea de Ivanovka, serías Ivanovski. Y que si el sujeto se llamaba Iákov, y había nacido en Ivanovka y tenía un hijo, éste se llamaría, por ejemplo, Borís, Borís Iakóvlevich Ivanovski.

Pero no sólo ponían apellidos por el lugar de nacimiento, sino también por la profesión: el hijo del herrero: Kuznetsov; el hijo del curtidor, Kozhevnikov; el del encuadernador, Perepletchikov...

En este lujo de detalles la obra de Ribakov es muy ilustrativa para conocer las costumbres del pueblo ruso, ucraniano en este caso, durante aquellos años. Y una forma de ir presentándonos a los personajes de esta gran familia judía por su lugar de nacimiento y su profesión.

Porque estamos ante una historia de amor entre Iákov y Rajil, entre un hombre y una mujer, como dice la contraportada: el amor de juventud y el amor de madurez, el amor de los años buenos, el amor de los años bajo la bota soviética y bajo la bota nazi, una historia de amor narrada por su hijo, Borís Iakóvlevich Ivanovski.

Y él nos recordará que su padre y su madre eran gente valerosa, pero su valor se había empleado en afirmar y defender su amor, su familia. El amor era su vida y debían morir juntos, lo único que querían era acercarse juntos a la fosa.

Una historia que me ha encantado leer.

Francisco Javier Illán Vivas

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