Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

sábado, 30 de marzo de 2013

El primer surrealista

Fiódor Dostoievski
El cocodrilo
GADIR EDITORIAL, 2012

Reseñar una obra de Dostoievski puede parecer un ejercicio innecesario. Y lo sería quizá si no fuese porque de vez en cuando alguna editorial atrevida se vuelca con entusiasmo y rescata clásicos, los viste con traje nuevo y los saca a pasear por las librerías contemporáneas. Este es el caso de la edición de El cocodrilo que presenta Gadir Editorial, hermosamente ilustrado por Eugenia Ábalos.

El cocodrilo es un cuento del autor de Crimen y castigo en el que nos encontramos una situación inverosímil y cómicamente grotesca: el funcionario Iván Matvéich, en una visita al Pasaje, (famosa galería de San Petersburgo), es engullido por un enorme cocodrilo. A partir de ese momento la historia cobra tintes esperpénticos y delirantes. El funcionario se queda a vivir en el interior del reptil. Su esposa no se toma muy bien el asunto y piensa en pedir el divorcio. El dueño del animal decide que la situación le valdrá para generar mayores ingresos. Su amigo (y narrador) Semión Semiónych nos dará cuenta a lo largo de la estrambótica narración de los avatares de este extraño episodio de un funcionario engullido por un cocodrilo. Le recrimina: ‘¿Pero quién le ha mandado meterse dentro de un cocodrilo?’ Aunque, el protagonista, lejos de sentirse asustado por su anómala situación, intentará sacar partido de ella. Su avaricia y ceguera le harán vislumbrar las ventajas de vivir en el interior de un cocodrilo llegando a afirmar: ‘Si no llego a ser un Sócrates, seré un Diógenes’

Un relato, que como toda obra relevante, opera a distintos niveles de comprensión. Por un lado asistimos a una fábula en clave humorística sobre la estupidez humana, el egoísmo y lo absurdo de la vida. Pero no pueden pasarnos inadvertidos otros elementos menos estéticos; hay en este cuento una proyección decididamente irónica de la incipiente sociedad consumista, del capitalismo que el siglo XX viviría en todo su esplendor y del ‘principio económico’ como respuesta única a todos los males. Es así El cocodrilo una alegoría premonitoria de nuestra sociedad que el gran genio ruso de las profundidades espirituales soñó en su día. Ya Stefan Zweig consideró al escritor moscovita como ‘el mejor conocedor del alma humana de todos los tiempos’. No en vano, se puede añadir que fue un precursor del existencialismo (‘Memorias del subsuelo’, entre otras) y del surrealismo. Es además un claro antecedente de Kafka, que con su Metamorfosis, no hizo sino prolongar la idea de alienación, extrañeza asimilada por la mirada del hombre contemporáneo e inversión de la realidad, que ya propuso el inmortal Dostoievski en esta fascinante y divertida fábula.

Pedro Pujante

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