Revista de creación literaria en busca de creadores del mundo

sábado, 26 de enero de 2013

Lo interesante es que no sean siempre los mismos, que cambien de arriba a abajo y de abajo a arriba

Miguel Espinosa
Historia del eremita
Alfaqueque ediciones, 2012
Edición de Fernando Fernández

El pasado diecisiete de enero, la Tertulia de los Jueves del Casino de Molina de Segura, acogió a dos buenos amigos: Fernando Fernández Villa y José Luis Martínez Valero, para hablarnos de Historia del eremita, de Miguel Espinosa, el malogrado autor nacido en Caravaca de la Cruz y que fue amigo personal del segundo.

Javier Abellán, que lleva dieciocho años organizando las tertulias de los jueves, tuvo a bien incluir en su programación la sugerencia de quien escribe estas líneas, y pudimos disfrutar, los osados que ese día nos dimos cita en la planta baja del casino molinense, rodeados de cuadros de una cuádruple exposición pictórica, de la amena charla de Martínez Valero, regada de múltiples anécdotas de su relación con Miguel Espinosa, algunas de ellas relacionadas con Molina de Segura.

Por supuesto, también de las características de esta novela que, como nos cuenta Juan Espinosa en el prólogo, tuvo a su padre durante dieciocho años escribiendo hasta tres versiones de la famosa Escuela de mandarines, y que, de cada una de ellas, hizo varias versiones.

Fernando Fernández Villa, un editor con un exquisito gusto literario, nos vuelve a sorprender con la primera versión, Historia del eremita, que difiere de aquella; tiene elementos comunes, pero es en ella misma una obra diferente.

Es verdad que mientras la leía, recuerdos de Escuela de mandarines llegaban a mi memoria, pero insisto, es una obra diferente, un viaje diferente que merece ser leída para redescubrir a un autor de culto que en su peculiaridad tan amenamente nos presentó José Luis Martínez Valero.

PD: Algunos pasajes de esta novela nos pueden hacer pensar que Miguel Espinosa los escribió refiriéndose no al régimen que le tocó vivir, sino al que estamos viviendo en estos días.

Francisco Javier Illán Vivas

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